Como todos sabemos, el ordenador es un aparato electrónico que sirve para procesar datos diversos y reaccionar de una forma u otra dependiendo del programa que se esté utilizando y de las instrucciones que nosotros le demos en cada momento. Hasta ahí no hay ningún problema, ¿no? Bueno, pues resulta que los datos a procesar no pueden permanecer flotando por el aire, sino que deben estar almacenados en algún sitio. Y como mantenerlos en disquetes o CD-ROMs es algo ciertamente incómodo (actualmente un usuario medio necesitaría miles de disquetes para operar con todos sus programas, y no digamos ya un usuario avanzado), lo que se utiliza es un dispositivo al que se le llama disco duro, consistente básicamente en varias láminas rígidas de forma circular. Estas láminas están recubiertas de un material que posibilita la grabación magnética de los datos. Las cabezas de lectura y escritura se mueven por esta superficie magnética "apoyadas" en una burbuja de aire (tienen un tamaño de aproximadamente 10 millonésimas de pulgada. Los discos duros están perfectamente lacrados para evitar que entren partículas de polvo y rayen el disco, por lo que no se recomienda abrir un disco duro, a no ser que no tengamos pensado volver a utilizarlo). Tampoco debemos mover el ordenador cuando está encendido porque las cabezas se moverían y podrían rayar la superficie en la que se almacenan los datos, a si que esa costumbre de darle dos empujones a la caja cuando se queda colgado o va más lento de lo que queremos debemos de ir pensando en olvidarla. Puedes evitarte muchos problemas.
Existen básicamente dos tipos de discos duros: los IDE y los SCSI. Las principales diferencias entre ellos son, para no entrar en muchos detalles, la velocidad de acceso a los datos grabados, la calidad en general y, sobre todo, el precio. En los tres aspectos los discos SCSI son ampliamente superiores a los IDE.
Centrándonos en los discos de tipo IDE (que por evidentes razones económicas son los más utilizados en la actualidad), es posible afirmar que en los últimos años sus prestaciones han mejorado bastante, sobre todo en lo referente a la capacidad. De algunos centenares de megabytes (Mb) hace no más de un lustro, se ha pasado a 40 o 60 (Gb) de discos duros actuales. Y lo que nos espera va a ser espectacular: se prevé que en relativamente poco tiempo se empleen discos de incluso 100 o 160 Gb. Otro detalle bastante importante es la velocidad a la que giran: se ha conseguido que los últimos modelos de discos IDE alcancen las 7.200 revoluciones por minuto (los IDE anteriores eran de 5.400 r.p.m.), lo cual significa mayor velocidad en la lectura de los datos, frente a las 10.000 de los SCSI.
Existen básicamente dos tipos de discos duros: los IDE y los SCSI. Las principales diferencias entre ellos son, para no entrar en muchos detalles, la velocidad de acceso a los datos grabados, la calidad en general y, sobre todo, el precio. En los tres aspectos los discos SCSI son ampliamente superiores a los IDE.
Centrándonos en los discos de tipo IDE (que por evidentes razones económicas son los más utilizados en la actualidad), es posible afirmar que en los últimos años sus prestaciones han mejorado bastante, sobre todo en lo referente a la capacidad. De algunos centenares de megabytes (Mb) hace no más de un lustro, se ha pasado a 40 o 60 (Gb) de discos duros actuales. Y lo que nos espera va a ser espectacular: se prevé que en relativamente poco tiempo se empleen discos de incluso 100 o 160 Gb. Otro detalle bastante importante es la velocidad a la que giran: se ha conseguido que los últimos modelos de discos IDE alcancen las 7.200 revoluciones por minuto (los IDE anteriores eran de 5.400 r.p.m.), lo cual significa mayor velocidad en la lectura de los datos, frente a las 10.000 de los SCSI.
Pero esto no es sólo en lo que hay que fijarse. También son importantes:
Capacidad --> Cantidad de datos que pueden almacenar. Un disco duro actual debe de tener, al menos, 20 Gb.
Velocidad de giro --> Muy importante que sea de al menos 7.200 R.P.M., se nota la diferencia de velocidad respecto de los de 5.400 R.P.M. Si es SCSI lo podremos encontrar de hasta 10.000 R.P.M.
Tiempo de acceso --> Nos marca el tiempo que tarda en acceder a cualquier parte del disco de manera aleatoria. Lógicamente, cuanto más baja menor. Se suele medir en milisegundos (ms) y actualmente ronda los 10-8 ms.
Tipo de transmisión --> Hay que fijarse que un disco duro IDE sea ATA 100. Esto es el sistema de transmisión, que podría alcanzar los 100 Mb por segundo, pero, claro está, esto es teórico porque un disco duro suele mover unos 30 Mb por segundo como mucho, aunque ya empiezan a aparecer discos duros y placas base ATA 133. Si es SCSI la transmisión podrá ser de 80, 160 o 320 Mb/s.
Caché del disco --> Este es un dato importante. Es un tipo de memoria que intenta mantener constante el envío de datos a la controladora. Suelen rondar los 2 Mb, aunque algunos discos duros SCSI tiene hasta 8 Mb.
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